Refugio de gatos y rincón castizo donde los haya, abierto a propios y extraños de todo el mundo. De Madrid al cielo pasando por un bocata de calamares.
La historia de El Brillante se remonta a los años 30, cuando Alfredo Rodríguez Villa llega a Madrid procedente de León. Ya entonces, sus primeros trabajos fueron en establecimientos emblemáticos de la capital especializados en lo que, más tarde, se convertiría en el bocadillo de calamares más famoso de Madrid. Animado por la experiencia adquirida, decide fundar el conocido bar en el año 1952, y para ello elige un lugar tan céntrico como la popularmente conocida como “glorieta de Atocha”, o plaza del Emperador Carlos V. La historia de este establecimiento continúa en el año 1991 con Alfredo Rodríguez, hijo del fundador, y convierte el bocadillo de calamares en el plato estrella del local y su icono. Actualmente, el legado familiar y la experiencia recaen en manos de la tercera generación.
Atocha y El Brillante son emblemas de la capital de España, puntos neurálgicos que se alimentan entre sí, donde viajeros hambrientos y turistas curiosos de todo el mundo, junto con madrileños de pura cepa, hacen de El Brillante el punto de encuentro que les permite descansar y conversar alrededor de las tapas más conocidas de Madrid.
De este modo, El Brillante se ha convertido, a través de sus platos, en el primer contacto con el Madrid más castizo. El bocadillo de calamares, los callos, los torreznos, han sido el primer plato que políticos, familias, intelectuales, obreros, empresarios han disfrutado cuando han llegado a Madrid.
Porque El Brillante es ruta de paso y parada obligada para todos aquellos que se adentran en el Paseo del Arte para conocer el Museo Reina Sofía, El Prado o El Thyssen. El Brillante es testigo de la frenética actividad de la capital en cualquier época del año, incluso en diciembre, cuando desafiando a las bajas temperaturas, muchos valientes se lanzan a las calles de la ciudad para participar en la tradicional San Silvestre Vallecana y reponen fuerzas disfrutando de un bocadillo de calamares.
Del mismo modo, El Brillante es casa y testigo de celebraciones, reivindicaciones y todo tipo de eventos multitudinarios que se suceden en la capital, siendo el lugar de cierre de este tipo de reuniones. También es punto de encuentro y conversación de todos los curiosos que visitan cualquier día de la semana la Cuesta de Moyano y buscan ‘libros de viejo’, ellos también se acercan a El Brillante mientras comentan los tesoros pendientes de lectura que han encontrado.
Desde El Brillante fuimos testigos de la transformación de la ciudad, de la construcción y posterior desmantelamiento en 1985 del «scalextric de Atocha”, de la renovación de la estación de tren del mismo nombre y el nacimiento del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía en los 90, entre otros. Actualmente, vive en primera persona la experiencia de un Madrid más internacional y cosmopolita que nunca, convertida hoy en uno de los destinos turísticos más atractivos de España.
La base del legado de El Brillante ha sido y son sus profesionales que atienden con dedicación y mimo a los clientes proporcionándoles uno de sus mejores recuerdos de su visita a la capital.
Escenario de películas y parte viva de infinidad de grabaciones en la Plaza del Emperador Carlos V, su vinculación con Madrid ha sido reconocida con apariciones en multitud de periódicos, revistas y otros medios de comunicación, como Informativos Telecinco, la película ‘La virgen de agosto’ de Jonás Trueba o ‘Todo está en Madrid’, la guía digital creada por el ayuntamiento sobre la oferta de la ciudad. También nuestro bocadillo de calamares ha sido el protagonista de algunos medios informativos como, por ejemplo, la revista cultural ‘XL Semanal’, el periódico ‘El Mundo’ o en Telva Foodies, donde nuestro producto estrella ha recibido todo tipo de cumplidos y buenas críticas que lo coronan como el mejor bocadillo de calamares de la ciudad.
El Brillante camina rumbo hacia los 100 años de existencia con confianza en el futuro y manteniendo siempre su compromiso con el cliente para ofrecer la imagen más “brillante” de Madrid.